El último zombi

¿Qué pasaría si en pocas horas una infección zombi arrasa el planeta entero y nos encontrara aislados en una vieja hostería de un balneario apartado? Las películas de zombies mutan sistemáticamente. De muertos a infectados. De comer cerebros a caníbales. Mutaciones corporales a lo largo y ancho de la historia. En esta oportunidad, los zombies de Martin Basterretche son de ojos blanquecinos y brazos suplicantes. No muerden y prácticamente tampoco atacan. Estos no muertos son transformados a partir de un humo violeta que sale de la tierra. ¿Cómo actuar cuando se sabe que no hay chances de sobrevivir al contagio? Nicolás Finnigan (Matias Desiderio) es el último en resistir y tendrá el tiempo justo para contar una historia que quizá nadie llegue a conocer.

Lo que ocurre con El último zombi está por fuera de la norma. La historia es sencilla, un respetable profesional médico, el doctor Saltzman (Tony Lestingi) lleva a cabo un experimento y sale mal. A consecuencia, su mujer contrajo una enfermedad mortal. Finnigan es enviado a averiguar, y se halla en medio de una invasión zombie. Los típicos personajes estereotipados quedan varados en una hostería de Sofía del Mar y son invadidos por zombis entre algún que otro límite entre chiste y jumpscare.

Al desmenuzar el film se puede ver que recurre a lo clásico con alusiones a los films de George Romero, aunque más que rendirle homenaje se apropia de los detalles. Por otra parte, la abundancia de detalles técnicos propios de un laboratorio complica el seguimiento de los diálogos. Por más exageración que se aplique, es inaceptable que entre hombre de ciencia se pasen de vos a usted y viceversa en cuestión de una escena a otra. Diferente sería si predominará lo pintoresco.

En cuanto a lo que a actuaciones respecta, la película cumple. Independientemente de las obviedades, los roles son vitales en este tipo de películas. Desde Flora (Adriana Ferra) quien regentea el hostel y oculta algo, hasta Pato (Clara Kovacic) que lleva al punto máximo la locura de una situación apocalíptica. Quien es un diamante en bruto es Delfina (Sofia Kali) que marca naturalidad y presencia siendo un personaje clave en la trama y que entraña un vínculo amoroso con Finnigan. Quién también se lleva la película a cuestas con sus intervenciones siendo trascendental en la trama es Saltzman. Lestingi aporta la cuota de experiencia y es inminente su presencia sea en como un corrupto en Tiempo de Valientes (2005) o un doctor que intenta mantener a su familia en pie cueste lo que cueste.

El último zombi es un film correcto y entretenido que en el fondo es más un film de amor que de horror, pero que padece de irregularidades que se solucionan con una re lectura de guion. Más allá de las obviedades y los clichés, es una película que despierta interés y cobra identidad propia.